Regresando el recuerdo a mi memoria,
he quedado atrapado en una historia.
Mi niñez rebosante de esplendor;
una voz que me llama al comedor;
el jardín despliega, un aroma en flor:
¡Son azucenas de blanco color!
El libro de Dios, de la abuela en vida,
que unida a la luz, fijó su partida.
Dejando un pasado ausente de gloria,
le confió su destino al creador,
y en bíblico acto: “se quedó dormida”.
Autor: Juan Carlos del Rio Garay.
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